El Diario de Héctor...

Carta de Presentación


Queridos lectores:

Para comenzar debo confesar que vivir conmigo no es fácil. No por nada estuve exiliada casi un año y medio vagando por el mundo. Exiliada por el mismo sujeto que me creó. Sí, el dueño de este blog, ese que la masa virtual conoce como @lordethos.

Y es que ser yo, requiere algo más que “tener perso”. Requiere elegancia, prestancia y eso que sólo tiene una dama sofisticada digna de las cortes reales del tiempo de las Monarquías Absolutas Europeas. Como diría mi abuelita: “Hay que ser señorita para las cosas de una”. Pero viviendo en Chile, ser una dama hace que tu vida sea tremendamente complicada.

Lo bueno del caso es que soy humana (aunque algunos creen que soy hija de Zeus) y que puedo adaptarme al medio en que vivo, de modo que no me quedó más que mezclarme con la multitud e impregnarme de la chilenidad universal, de ese modo nací yo como personaje, porque como dijo un muchacho vestido de bataclana una vez: “Una es cuica, pero achorada”. Claro que yo prefiero denominarme como una “Dama de Salón a la Chilena”.

Porque quién más que yo se convertía en centro de atención cuando llegaba a alguna fiesta y una que otra transmisión por Twitcam. Es que si no me notaban, me hacía notar, agarraba el abanico, un copete y vamos dándole a quién pasara enfrente de mí. Tanto pelaaambre niiiña, no había weón que se salvara de mí. Y anda que me dijeran alguna cosa, porque las travas del Fausto (que en 2010 eran grito y plata) quedaban chicas al lado mío. Señooor, yo no sé cómo no me invitaron al 140SCL ese año…

La cosa es que mi personalidad causó estragos en algunos personajes y obvio, me dieron la PLR a mí. Tiempo después me enteré que a los otros personajes los mandaron más lejos que al carnet de @lordethos.

Como sea, yo me reformé, aprendí a controlar mis impulsos, volví al hogar y hasta me dieron una columna en este blog, en el que les contaré de mis aventuras y de vez en cuando y si me lo piden les podré aconsejar en base a mi experiencia y a mi ahora comportamiento ejemplar.


Naaaa, no vengan con huevadas, jajaja, seré la misma “Dama de Salón a la Chilena” que varios de ustedes conocieron por allá por el 2010, esa que se ponía lentes con forma de guitarra y llevaba una serpiente de collar mientras agitaba su abanico riendo estridentemente.

¡Es una promesa!

Atte.
Giocconda Sanmarino
“La Señora del Abanico”.
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Shakira - Pies Descalzos, Sueños Blancos



Es “Pies Descalzos, Sueños Blancos” lo primero que respondo cuando me preguntan cuál es mi canción favorita, es una respuesta automática. Y sea tal vez esta la respuesta porque esta es la primera canción que me gustó en serio, ninguna antes que esta logró emocionarme tanto. Debe ser porque a los once años uno no está muy preocupado de la música y se limita a escuchar lo que oyen sus padres (o al menos así era quince años atrás)

A mis once yo era relativamente feliz, aún no entendía las complicaciones de la vida adulta y no entendía a qué venía tanta queja. Debo confesar que aún hay muchas que me parecen innecesarias. Más o menos de eso habla la canción.

¿Cómo pretendes ser feliz si no has luchado por ello? ¿Cómo pretendes tener todo si nada has sacrificado para tal cometido?

Debo confesar que esta es la única canción a la que no le puesto “next” al sonar. Hasta el día de hoy me sigue llenando, tal y como lo hizo cuando la escuché por primera vez a mis once.



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A esta hora...

A esta hora y como muchas otras veces, me encuentro desvelado, más atento a las ideas que pasan una y otra vez por mi cabeza y que zumban como abejas en su panal, porque no hay nada que me distraiga lo suficiente. Ni siquiera mi música suena, sólo porque no me ayuda a sentirme más despejado, al contrario, la letra de ciertas canciones me confunde aún más.

Y me cuestiono sin parar las decisiones que he tomado en los últimos años, pensando en todas las personas que quedaron en el camino, pensando en el sinnúmero de situaciones que me llevaron a estar hoy, sentado en la entrada de mi casa, mirando el cielo, haciendo memoria de ellas y preguntándome si lo que hice para llegar hasta acá fue lo correcto.

Lo bueno es que a esta hora, a esta jodida hora, el silencio hace que uno vea las cosas de distinta manera. Más amplias, más objetivas, más aterrizadas. Y puedo ver todo lo anterior desde un plano general, y no me arrepiento de las decisiones tomada, qué gano con hacerlo, lo hecho está hecho.

Mas no siento que me haya equivocado, todo lo contrario, era la lo más sensato a mi juicio que podía hacer en el momento. Tal vez en el detalle, no fue 100% la mejor opción, pero al menos, era lo que creía correcto, lo que creo correcto. Al menos las consecuencias de mis decisiones me han demostrado que no estuve del todo mal.

A esta hora empiezo a extrañar mi cama, mi pieza, mi departamento, mi espacio. Y me pregunto una y mil veces qué me vine a hacer a Rancagua. Mi respuesta es siempre la misma. Yo sé que el motivo porque el que me confiné dos meses acá vale la pena, pero no puedo evitar sentir esa nostalgia. Tal vez sea esa nostalgia la que me traiga más dudas de lo normal, pero al menos sé que algo bueno saldrá de todo esto.
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